La luna en mi alacena
Como si el tiempo fuese un papel blanco
y tú un fragmento de algo nunca escrito.
(Javier Cano El idioma de Adán, 2004)
Porque cae otra noche y otro día y ahora en otoño, otra hoja. Porque meditas qué quieres susurrarle en esta noche que cruza sin permiso rasgándote la hipocresía, situado a la izquierda, en la alacena de las estrellas, en el diván de ese fugaz cometa, en la cama, desnudo, impasible, aterrado junto a la luna, anhelando quizás un soplo, un aire zurdo e indeseado que ondeé como el trazo que dibuja el humo del tabaco, rubio, negro, gitano, sucio.
Y aquí te espero, acompañado de tantas hojas como las que he recogido en el parque, con ella, su sonrisa, sus pasos y su llanto.
Te quiero, Lidia.
y tú un fragmento de algo nunca escrito.
(Javier Cano El idioma de Adán, 2004)
Porque cae otra noche y otro día y ahora en otoño, otra hoja. Porque meditas qué quieres susurrarle en esta noche que cruza sin permiso rasgándote la hipocresía, situado a la izquierda, en la alacena de las estrellas, en el diván de ese fugaz cometa, en la cama, desnudo, impasible, aterrado junto a la luna, anhelando quizás un soplo, un aire zurdo e indeseado que ondeé como el trazo que dibuja el humo del tabaco, rubio, negro, gitano, sucio.
Y aquí te espero, acompañado de tantas hojas como las que he recogido en el parque, con ella, su sonrisa, sus pasos y su llanto.
Te quiero, Lidia.
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