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Mi amiga Nora me ha escrito

Mi amiga Nora me ha escrito Y en su carta, adjunta al mensaje principal, me ha transcrito las anotaciones que hizo del libro del Zafón, la sombra del viento. Me dice que me ahorre leerlo y que por el contrario, emplee el tiempo en lecturas más osadas, más valientes. Le he hecho caso; no te preocupes, guapa, no leeré eso que a ti te ha resultado mefítico. Un beso.

Sus acertadas anotaciones:

"Los adjetivos que le convienen a esta novela son disparatada, inverosímil, extravagante...
El propio autor llama, por medio del narrador o de los personajes a su obra sainete (351), melodrama (352), folletín (352)...

Quizá la explicación de todo el libro, su justificación, se pueda hallar en la siguiente oración: Julián hablaba con esa lucidez firme y tajante de los locos que se han librado de la hipocresía de atenerse a una realidad que no cuadra, p. 525.

Estilo:

Comparaciones abundantes y manidas:
- enrollarse como una persiana;
- más mierda que el palo de un gallinero.
O delirantes:
-Tenía la presencia fúnebre e incandescente, como una maldición con el traje de los domingos, p. 164.
El Bogart de la gabardina, Fumero, que entra en la librería parecía un personaje escapado de los grabados de un incunable... p.164.
Hacerse más largo que Los hermanos Karamazov.

Los arrebatos poéticos quedan en comparaciones de dudoso gusto estético, además, no mejoran la comparación del original.

Pleonasmos innecesarios:
- colarse dentro p. 80.

Expresiones más que dudosas:
- se me comió el silencio y la duda;
- calzar el tricornio, p. 100;
- vistiendo mis mejores galas y destilando vapores de colonia;
- arcos catedralicios;
- Auscultar con la vista 208
- Arbustos de llaves (manojos de...) 218
- El número de estocadas (por penetraciones a Bea), 293.
- Vistiendo su mejor traje y con aquella planta de caliqueño retorcido..., p. 356. (el RAE no recoge caliqueño, pero sí el DUE, su significado ‘coito’) Unos renglones más abajo la planta de caliqueño y todo eso se resume en que Lucía una tez amarillenta y picada de moretones, cojeaba de mala manera y se movía como un muñeco roto (357).
- El roce del viento en las tejas del techo... 359.
- Decidí seguir con mis proezas de lampista... 363.
- La culpa se me comía, 512.
- Embutido en no menos de tres bufandas y botas de asalto, 534.

Abuso de la hipérbole.
Tras fusilar a los generales rebeldes en la Barcelona del 36 hubo que meterlos en los ataúdes en estado casi líquido, 474.

Reiteraciones que producen cacofonías

Adjetivación rocambolescas: voz arenosa (¿quiso decir cavernosa?).
Mirada arenosa (306).

El niño Daniel habla como un catedrático en la ponencia de un congreso; desde que es un niño hasta que es un mozuelo siempre habla igual.

La Bernarda, que es inculta, se confiesa lerda, ni más ni menos (p. 119).

El padre se describe de forma contradictoria en la pág. 44.

Lo gótico, lo policíaco...

Repite la imagen caerse: la mirada sobre
Los ojos en
La lengua a los pies...

Una fraseología delirante... la madre del mariquita, don Federico, octogenaria, sorda y conocida como la Pepita era famosa por soltar unas ventosidades huracanadas que hacían caer aturdidos a los gorriones de su balcón, p. 185. Esta tampoco es mala: Sanmartí seguía espolvoreándome con sus insinuaciones, siempre prendidas de esa sonrisa aceitosa y gangrenada de desprecio que caracteriza a los eunucos prepotentes que penden como morcillas tumefactas de los altos escalafones de toda empresa. p. 518

Supuse que tarde o temprano tendría que desvelar parte de todo aquel embrollo a mi padre; qué parte exactamente, era harina de otro costal, p. 295

Aunque casi se murió de pena, cuando su esposo de tres años le anunció que la abandonaba (311).

La estación de Francia estaba desierta, los andenes combados en sables espejados que ardían al amanecer y se hundían en la niebla... (¡cojones!), p. 332.

No hay cambio de estilo alguno entre lo que escribe Daniel y lo que supuestamente escribe Nuria Monfort, p. 429 y ss. En toda la truculenta historia de Penélope, que ella cuenta por boca de Miquel Moliner, no aparece la mulata que trajo Aldaya... 456 y ss.

Julián, que tenía alma de poeta, y por tanto de asesino, (?), p. 456.

En vez de escribir algo semejante a dec¡dió retrasar el matarlo o asesinarlo, escribe que: Decidió aplazar la vivisección... p. 463.

Los cambios a cursiva no se justifican o, al menos, no son de comprensión inmediata.

Estructural:

Zigzagueo narrativo innecesario e improvisado en apariencia: el encuentro con
Fermín Romero de Torres, un vagabundo, que resulta poco menos que un académico. Infinidad de personajes que pululan...

Tomás Aguilar habla en latín a sus profesores porque en español tartamudea.

Si en su conjunto el argumento no parece seguir una línea y se hace imprevisible, las partes, sin embargo, que lo componen son de una sencillez de libro infantil.

Cuando le decae el negocio, saca de la chistera un rollo: tras la paliza de Fumero a Fermín, volvemos a casa de Barceló... y éste se suma a los protagonistas en papel de policía, pero este Barceló en nada se parece al hombre que conocimos antes, sino a un tipo muy semejante a Fermín, de verbo fácil, irónico, ya no es el sesudo librero interesado en La sombra del viento... 340 y ss. Y que luego, en realidad no hace absolutamente nada: es un callejón cegado.

Temático:

Los personajes, las noticias, los distintos sucesos son como el Guadiana: aparecen, desaparecen y todo ello al albur del autor, que se los va sacando, mezclando... hasta hartar...

Todo lo que hace referencia al asilo de Santa Lucía, p. 295 y ss., es de locura, vamos, la leche...

Su poquito de todo y todo muy de moda: sexo, religiosidad, guerra civil, ciudad (Barcelona), policiaco, misterio..., amor blandón de telenovela, ,

Todo es bastante inverosímil y no hay manera de saber si estamos en Las mil y una noches en Momo en la Historia interminable o con Víctor Hugo; pero de todos modos parece la novela de los recortes de la maternidad. Del costumbrismo rancio pasamos a la biblioteca que custodia el tal don Isaac, ese laberinto de libros que parece sacado de El nombre de la rosa de Eco.

El mundo del pedo en la casa de los viejos de la 300 más o menos en adelante: espléndido pasaje de mierda (304).

Cuando el músico le zurra, no encuentra un libro en el suelo por falta de luz y, sin embargo, ve la sangre en el sello de la mano que lo ha golpeado... ¡está bien!

Cultiva el culturalismo: algunos clásicos griegos y latinos, Kafka, Valera, Jovellanos, Víctor Hugo, Einstein, Simone de Beauvoir, Ortega y Gasset, Salgari, Spinoza, Julio Verne, Rilke, Ramón Gómez de la Serna, Wilfredo Velludo, Sansón Carrasco, San Juan de la Cruz, Voltaire, Zorrilla, Freud... todos están en la obra citados.
Innumerables guiños cultistas: citas literales de obras o bien por medio de expresiones: la ilustre fregona, diablillo cojuelo, el don Juan, el asno flautista,

La escena de sexo entre la ciega y el músico parece sacada de una película de segunda fila, p. 74.

Los policías son típicos, un Franco tópico de azúcar e inaugurador de pantanos.

Los caramelos SUGUS, la RENFE, RNE..., frasco de Fruco... ¿en los 40?

La escena de amor entre Bea y Daniel en las páginas 289-290 me gusta.

Daniel y su padre dan la sensación de ser unos pobretones, frente a Fermín, que depende de ellos y parece, sin embargo, dando propinas, el rey Midas..., 380-381.

Todos los industriales barceloneses ricos lo son con malas artes, no hay nadie adinerado y bueno, gente de corto ingenio, egoístas y folladores: Miquel Moliner es hijo de rico, pero al haber quedado en la ruina mejora sensiblemente... hija de un próspero fabricante de maquinaria textil que había hecho su fortuna desde la nada a fuerza de enormes esfuerzos y sacrificios, mayormente ajenos, p. 452; 515.

Con lo grande que es Barcelona no hay ni una puta pensión digna: todas las que el autor se encuentra son lo mismo: húmedas, oscuras, malolientes, sucias, llenas de putas y personajes siniestros...

Personajes:

Da la impresión de que los personajes a veces no tienen el alcance previsto por el novelista y los deja morir sin importancia entre las páginas: así Tomás, gran amigo de Daniel, desaparece de su vida por ensalmo; Isaac el custodio del Cementerio se proyecta en su hija Nuria Monfort...; son innumerables los que se asoman casualmente y al servicio de la trama con una importancia de la que después carecen en realidad: el religioso Fernando...,

Daniel y su padre son tan pobres al comienzo de la novela que se comen la sopa sobrada de la vecina, pero páginas más adelante, ya le deja el padre preparado al muchacho el desayuno, p. 178: tostadas, mermelada y un termo con café y estamos en el 54; cartillas de racionamiento hubo hasta el 52.

Los personajes son tópicos, arquetipos manidos y gastados:

Fumero es un trufado de Bogart con Torrente, 337-339.
Desde la Bernarda, la criada
Aurora la portera de la casa del Fortuny
El portero vecino de los Aldaya, el señor Remigio, es también como la Aurora en versión masculina: hablador por los codos, nada discreto... ambos hablan con Daniel como si lo conocieran de toda la vida... (las dos casas están cerradas y con misterio: los crucifijos la primera y las voces la segunda...).
Molins el administrador, que parece un detective de capa caída de película policíaca americana y mala.
Isaac y la historia de su novia muerta de tuberculosis.
Clara la bella ciega.
Bea la altiva hermana de Tomás.
El señor Aguilar el malvado padre que no comprende la genialidad del hijo que con un ventilador pretende hacer un clasificador para libros de la librería Sempere.
Tenemos a don Federico Flaviá, el relojero, que es un mariquita, que no podía faltar corriendo los tiempos que corren: cogido por la poli en actuación de Juana la Loca es detenido, vejado, etc. todo muy tópico, por un lado se hace burla burda y por otro se hace un exordio de defensa de género... 181 y ss
Don Anacleto el Gongorino habla como Fermín, pero diciendo más tonterías, supuestamente cultas, ampulosas, etc. 181 y ss
A Jacinta, que nunca salió de Toledo, p. 310, cuando vio los cabellos de Zacarías, esa especie de demonio, su sonrisa aparecía surcada de dientes triangulares y serrados como los que había visto en algunos peces de alta mar agitando la cola en la lonja de pescadores (¿serían los pescadores del Tajo?), p. 313.
Los alumnos que terminan el bachillerato, p. 326 son unos genios y las explicaciones que da Moliner sobre la señora Aldaya, un compendio: pp. 329-330

O Fumero actúa por pura maldad o no se explica en absoluto su interés y ensañamiento con Carax y lo suyo ¿o es que todo se explica porque vio a Carax darle un beso a Penélope?

VOCABULARIO:

Expelía unas llufas que perforaban la tapicería. P. 191

Trempera vespertina, p. 293.

Piedra putrefacta, 416.

Confunde misterio con enigma 211.

¿Qué es la pica? No está en el DUE.

Marrullo por marrullería, p. 337.

El primer puñetazo bastó para derribarle de un plumazo, p. 338.

Lo habían confinado en una habitación solitaria al fondo de un corredor con vistas a la playa, cercenado de morfina a la espera de que muriese. 499.

RELIGIÓN:

Bromas dudosas e irreverentes: 193, 225, 268
Escribir señor, por Dios, con minúscula, p. 483
Cuando un cura rapaz apareció para prodigar sus últimas bendiciones, lo ahuyenté a alaridos 500.

DISPARATES:

La sombra del viento se está preparando para marzo del 36 (204) (en la 468 dice que en diciembre del 35; en la 472 se nos aclara que la última novela de Carax se editó un par de semanas antes de estallar la guerra); en verano muere Carax (202); ¿y poco después aparece Laín Coubert que quiere comprar los restos de las ediciones de Carax (205) ¿Cuántos editaron y vendieron en mitad de una guerra?

Las páginas 468-470 son un caos de situación temporal y espacial... Las fechas, los tiempos verbales...

Fumero cuenta a Nuria que la guerra era una cruzada, ¿en el 36 y en Barcelona? p. 23, siendo él, además, un pistolero de la FAI, 382.

Barcelona, cayó en la guerra en unos días..., efectivamente el 10 de febrero del 39, unos días antes de acabar la guerra. 383

Escribe el nombre de la pasionaria con minúscula, p. 127.

Por la noche no hay palomas en bandos en las plazas, 219-220.

El autor confunde un rifle con una escopeta, p. 324, como si uno y otra fueran lo mismo o sinónimos.

Tengo serias dudas de que hubiese cabinas en los años 50 y menos aún que funcionaran con monedas, p. 378. Tampoco creo que existieran ambulatorios, p.387: todo lo más las llamadas casas de socorro.

Toda la historia de Fermín 383 y siguientes es tan inverosímil como la novela en sí: maneja los tiempos de la guerra en Barcelona sin ton ni son; dice que era un vagabundo, cuando éstos propiamente no existían, pues la ley de vagabundos y maleantes, creada y aplicada en la República, se siguió aplicando en la postguerra franquista.

Cuando llama a casa de su amigo Tomás Aguilar, la chica del servicio que se asoma por la mirilla pregunta: ¿Quién va? No está mal. 409. Encima sale a recibirlo con un cirio, ¿se puede saber por qué cojones no enciende la luz?

Al comienzo de la guerra Fumero ya era inspector, aunque se le supone militar y en la guerra, entiendo, donde ascendió a teniente... y supuestamente llegaría a general, aunque pasó media vida en reformatorios y cárceles..., según cuenta unas páginas antes, p. 475.

Un cuerpo había sido hallado en un banco de en el paseo del Bornes, contemplando la basílica de Santa María del Mar sentado con las manos cruzadas sobre el regazo. Una bandada de palomas que le picoteaban los ojos llamó la atención de un vecino, que alertó a la policía. p. 521; ¡menudas palomas carnívoras, coño! (las palomas no comen ni insectos, imbécil).

Es curioso que los libros de Carax apenas se conocen, apenas son leídos –se imprimían y eran guardados- y, sin embargo, cuando Barceló comunica que hay un ejemplar de La Sombra del Viento, hay libreros de Berlín, París y Roma para adquirir el libro. P. 524.

(Sigo sin olvidar en la 525 que Daniel andaba en busca de recordar el rostro de su madre... que se ha perdido, el rostro y su madre, entre un mar de asuntos diversos, 525), pero que reaparece en la 552, tras darle Fumero un tiro en el pecho.

La escena de la boda se me antoja surrealista pp. 562-563.

Mejor envolver las mierdas y tirarlas a la basura... Vaya por Dios"

(Autora de la crítica: A. J. Alcalá -Nora para los amigos-)

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